Primera parte – Como el Borras
Pensar en estas dos épocas, generacionalmente, hay una mezcla de todo:
- Los que nacieron en los 90’s, con una edad promedio de 30 años, han visto en el escritorio la evolución de la tecnología porque cuando eran niños, internet estaba naciendo, aún con todo y la lentitud de navegación, el famoso ruido de entrada para conexión que aún traigo en la cabeza, el mundo estaba abierto para todos en casa, un café internet o su centro de trabajo.
- Los nacidos en el 2000, en la palma de su mano, comunicación, mensajes, internet evolucionando a pasos gigantes, tecnología que nos invade hasta las redes 5G que sus antenas disfrazan como si fueran palmeras (si nos damos cuenta, no nos engañan).
- Los que nacimos entre los 70’s y 80’s, a mi parecer somos una generación evolutiva y de observación; ya que alimentamos nuestro conocimiento en museos, periódicos, libros, bibliotecas, narraciones e historias directamente de la gente.
Hablo de estas tres generaciones como referencia a mi camino como emprendedor. Nací en 1971, y muy tempranamente, brillaban en mi mente los proyectos, aunque en ese momento no tenía la más mínima idea del significado “proyecto”, de manera empírica ya creaba, dibujaba, administraba cosas o mi tiempo, pensaba en cómo hacer, cómo construir una idea y hacer que funcionara.
Hacia 1994 que iniciaba laboralmente y paralelamente mi vida profesional, ciertas limitaciones me hicieron tener en ese tiempo hasta dos empleos junto con la necesidad o ganas de tener un negocio propio experimentado desde vender calcetines que compraba en la Glorieta de Insurgentes, agua de garrafón, ropa, etc.
Era cajero trabajando para Banco Bital, yo deseaba ser ejecutivo de cuenta y pedí múltiples veces la oportunidad para ese puesto, pero al no tener mi carrera terminada siempre hubo un “NO” hasta que alguien a quien le pedí el puesto, de malas me dijo: “después de tu horario de caja” pásate a la zona de Ejecutivos de Cuenta y ahí capacítate.
Al no haber un registro de mi capacitación y no darme la oportunidad de ir a un curso, todo era visual y las circunstancias me llevaron a escribir un manual paso a paso del sistema HOGAN – CIS.
Conjuntamente, con algo de presupuesto me encaminé en algo que fue en ese momento una aventura extraordinaria, elaborar o escribir mi primer “proyecto serio”, el cual fue pensar y crear una comercializadora de productos mexicanos al extranjero, y es ahí donde viví el gran esfuerzo que hace un emprendedor. La ilusión de convertirlo en realidad y las muchas decepciones con la que uno se encuentra, razón por la que escribo este artículo con el nombre “Los emprendedores entre los 90’s y la edad Fintech” por que hay una brecha gigante de falta de oportunidad, apoyos, orientación, tecnología, para quienes estábamos en ese camino iniciando y del otro lado, las grandes empresas, exportadores consolidados, empresas apadrinadas por el gobierno con las oportunidades directas de primera mano, financiamiento abierto con todas las posibilidades de endeudarse una y otra vez sin ningún problema; gran y gigante brecha.
El sentido común me dijo que para exportar, tenía que acercarme a alguna aduana o secretaria del gobierno para informarme, al no haber internet o apenas iniciaba, di incontables vueltas cruzando la ciudad a Bancomext en Periférico Sur, y que al llegar ahí, yo ya me sentía triunfador.
Al pedir informes me dijeron que tenía que inscribirme a un curso del exportador y que ahí me ayudaría; pues me inscribí y al llegar ahí éramos muchos participantes en una sala y la primera gran motivación que nos dijeron de manera bonita fue: “No piensen que por estar acá los vamos a financiar, eso no va a suceder» Lo que tienen que hacer es comprar el “Manual del Exportador”, un libro de 300 o 400 hojas que hablaba de todos los conceptos para exportar, pero no te decía cómo. Preguntando, “me sugirieron” comprar la revista mensual de oportunidades para exportar; como todo fue pagar una inscripción para que llegara a mi oficina (mi recamara en casa) mensualmente la revista, ahí leía y me emocionaba con la gran cantidad de oportunidades que veía, pero la información estaba limitada porque tenía que pagar un upgrade (una versión más reciente) para acceder a la Base Simpex de Oportunidades de exportación con información liberada, la cual yo ya no tenía acceso por el presupuesto que con el que no contaba. Me puso un poco triste, pero tuve que seguir porque ya había comprado un fax, un escritorio, una computadora de medio cachete que no me sirvió porque ni paquetería había, y bueno, la tuve que pagar de todos modos.
Encontré una invitación en la revista que me emocionó mucho: “Bolsa de Negocios México-Portugal” en el hotel Camino Real. Me preparé con un traje nuevo, tarjetas, portafolio nuevo. Yo seguía siendo cajero, y me moría de miedo, pero el día del evento, fue una gran comida con los Ministros de Economía de los dos países, yo en mi mente, ¿qué hago aquí?
Al terminar la comida nos sentamos en varias mesas para presentarnos con los empresarios de Portugal invitados. Hice clic con dos, uno que quería 25,000 toneladas de garbanzo y otro que buscaba una canica especial ópalo para ruletas de casinos. Fue una experiencia buena y desgastante porque invertí tiempo y dinero viajando por toda Ciudad de México, además de un par de Estados investigando para los dos proyectos. Al final envié mis propuestas con el resultado de que ninguna ganó, la del garbanzo quedó en segundo lugar porqué no contaba con una carta de crédito que en ningún lugar o banco me orientaron y porque no tenía convenio con un ferrocarril para poner el garbanzo en Tampico. Lo que gané fue una buena experiencia.
En esta primera parte tenía 26 años aproximadamente, hoy veo que eso fue una gran brecha por falta de capacitación, falta de apoyo al emprendimiento, los medios de comunicación y tecnología en ese momento no nos permitían ir más allá de lo que creo que hice.
SEGUNDA PARTE – CON EXPERIENCIA Y TECNOLOGÍA A LA MANO
Al ser emprendedor nunca desistí de escribir proyectos, seguí intentando e intentando, pero desafortunadamente en mi camino encontré abusadores que te ofrecen servicios, apoyos que parecen oro y brillan tanto que caí en la trampa algunas ocasiones perdiendo dinero. Hasta la fecha los defraudadores se aprovechan de la gente utilizando las redes sociales publicando sus estafas y cazando gente con buenas intenciones. Al final somos más gente buena, que malos y ratones.
La expansión de la tecnología accesible ha permitido prácticamente igualar fuerzas con oportunidades que antes no se tenía, empezando por la información abierta en internet, crecimiento acelerado de empresas por medio de Apps.
Una correcta interpretación y aplicación de la ley para constituir empresas Financieras de Tecnología nos ha dado la gran industria Fintech que con solo descargar en nuestros equipos celulares las App’s, nos ponen en contacto con servicios y soluciones inmediatas en todo el planeta. Hablando de México, somos el país con mayor crecimiento en App ‘s Fintech en América Latina y en el lugar número 7 a nivel mundial. Hasta el mes de agosto de 2021 se reportan 4,600 millones de veces en descargar de aplicaciones financieras desde capacitación financiera, administración, créditos, bancos virtuales, wallet’s de intercambio de criptomonedas y de sitios propios de criptomonedas.
Es destacable y muy aplaudible en México, el crecimiento gigantesco de App ‘s como Clip, KAVAK, Oyster, Fondeadora, MIBO, NuBank, que correctamente llevadas con las estrategias de jóvenes que están comandando estas empresas, están poniendo el ejemplo y yo diría la lección positiva para muchos que el mundo lo ponen en manos de todos.
Se han necesitado menos de 10 años para convertirse estas empresas Fintech en Unicornios y en Pegasos poniendo a los jóvenes en un escaparate donde no se ubican los grandes empresarios de vieja guardia, padrinos a los que se les deban favores y compromisos eternos, enfrentarse a la burocracia empedrada y casi impenetrable de bancos, financieras con sus abusivas comisiones de crédito, incentivos del Gobierno, el desaparecido PROMÉXICO, elefantes blancos como NAFINSA y CONACYT que solo son historias de la televisión y que cuentan las leyendas urbanas que apoyan el emprendimiento.
Hoy gracias a la expansión tecnológica que hace caminos cortos, tenemos acceso a capacitación, información de mil a diez mil fondos de Venture Capital, semilleros, ángeles inversionistas, muchos expertos e inversionistas que están cazando talentos que, con un capital moderado, crean Startup ’s millonarias y multimillonarias dejando la vieja guardia en su lugar justo.
El camino del emprendedor es solitario, increíble y no es para muchos, pero cuando es Fintech su idea puede ser para el mundo.
Hoy puedo asegurar que la brecha está siendo borrada.
Fuente: Mundo Fintech